viernes, 27 de julio de 2012

Cambios 2.0

Mi otra yo no toleraba el desorden, la suciedad en casa. Controlaba cada pequeño detalle y mantenía a ralla cualquier indicio de suciedad. Limpiadora de profesión, tras pasarme ocho horas trabajando en casas ajenas y dejándolas como los chorros del oro, volvía a mi hogar para repetir la acción una y otra vez, repasando la cocina, repasando el baño, recolocando el salón, poniendo lavadoras. Agotándome, pero ordenándome. Yo Controlaba.

Hoy ya no dependo del orden externo para sentirme ordenada por dentro. El macuto de mis viajes sigue en medio del salón, porque "total, si lo deshago para rehacerlo para qué lo voy a guardar". Las hormigas-amigas pasean por la pared que me separa del jardín y hacen montañitas de tierra que decoran mi suelo. La casa está ventilada pero los pelos del perro que tuve cuatro días en custodia ruedan, convirtiéndo mi salón en el Salvaje Oeste.

Salvaje está mi casa.
Salvaje me siento.
Salvaje me vuelvo cada vez que entro acompañada.
Salvaje, cuando me ducho sola.
Salvaje cuando escalo con mi "hermano" y nos volvemos Rock-Fuckers, X-Men.
Salvaje porque vivo desordenada, hoy aquí, mañana allá, pasado dios sabrá.

SALVAJE, porque la sangre que me recorre me obliga a moverme, a vivirme, a quererme.

viernes, 20 de julio de 2012

noches de amor y bicis....


Las ruedas superpuestas al final de la escalera me hacen creer que nuestras bicis se besan, horquilla con horquilla. De pronto mi mente es una esponja rosa y húmeda que abraza tus ideas, tu cuerpo, tu energía, y les confiere poderes mágicos a cada contacto que realizamos.
Candamos juntxs, en las calles, en las avenidas y sobre todo en lo alto de la escalera. Arriba de los cinco pisos de la casa del centro en la que vives, a la que subimos costosamente jugando a tocarnos el culo con las ruedas delanteras.

Por fin dentro, el silencio se impone y jugamos a mantenerlo sujetando el amor acumulado en los últimos meses, que se me escapa por los poros y casi despierta al resto del edificio.

Jugamos, por fín, porque la vida ya no es tan densa y la felicidad nos vuelve ligeras.

miércoles, 18 de julio de 2012

Maltrato, ¿a nosotras?.

Hace dos semanas estuvieron siete horas en la Guardia Civil, tres en la puerta llamando por teléfono para animarse a denunciar; llamando a las amigas abogadas feministas, al teléfono de ayuda a la mujer maltratada, al amigo abogado de la familia. Cuatro horas rellenando el formulario, llorando y tragándose improperios dirigidos a la panda de machistas que, entre folio y folio de la denuncia, hacían alarde de sus conocimientos legales;

- Si pides orden de alejamiento te la dan automáticamente - ellas sabían que era mentira, pero no se atrevieron a decírselo, suficiente les costaba ya todo.
- Si entra un hombre a denunciar a su mujer, con un ojo morado, no le hacemos ni caso, pero a vosotras con que os haya dicho puta basta para encerrarle.

- Esta misma noche van a por él y le meten al calabozo.

Mentira tras mentira, que les caen como losas. La que es oficialmente la Mujer Maltratada no para de pensar que no puede ser maltrato, porque ella es una chica lista.
Ha debido de ser su culpa, por dejarle pasar tantas tonterías, una tras otra, por no haber sabido pararle los pies, por no mandarle callar, por permitir que pateara la puerta de su coche, estando ella y el niño dentro, por dejar que embistiera su coche con la furgoneta en autopista (también con el niño dentro). Es culpa suya por querer que su hijo siguiera relacionándose con su padre, por no prohibirle las visitas, por no haber sabido obligarle a firmar unos papeles de custodia que le atasen legalmente, por no haberle obligado a pasarle algo de dinero.

La amiga y acompañante a comisaría le explica que no es Culpa de ser jóven, hippy, bienintencionada e inocente, sino de él, por ser un chulo machista controlador que la hace sentir paranóica y loca, que ha abusado de ella y se aprovecha del hijo común para tenerla atada y bien atada (valga la similitud histórica con Franco). Porque es un DosCaras que se tiene a todo el mundo camelado y sólo en la intimidad de la convivencia se ve su lado oscuro (que por suerte ella, sus pamadres y la otra hermana han visto, para corroborar que "NO SON IMAGINACIONES TUYAS, NO ESTÁS EXAGERANDO").
La Culpa de vivir en un mundo sucio, y de pensar que estas cosas no nos pasan a nosotras.
 "Cariño, yo estoy aquí porque es la verdad, pero sobre todo porque te quiero", le dice de madrugada su amiga, mientras le acaricia el pelo hasta que cae por fin rendida.

martes, 17 de julio de 2012

Bici arreglos

Llego a la CicloCocina y en un vistazo rápido ya sé que somos minoría absoluta.
Once hombres, tres mujeres (contándome a mí).
Una de ellas, con dos amigos, la otra toquetea sus radios en una especie de ejercicio de meditación, concentrada, interesada. Me parece bonito su gesto de aprender.

Yo me pongo a lo mío, tronchacadenas para sacar el sillín, la tija, limpiar por dentro, quitar el acero que impide cerrar del todo el cuadro alrededor de la tija.... También entro en una concentración que me abstrae. Me siento poderosa entendiendo mi máquina, arreglándola sin ayuda, sabiendo cómo y qué.

Cuando me quiero dar cuenta algo ha pasado a mis espaldas; un hombre está con la rueda de la chica, y ella mira al aire, aburrida.

Bicis y kinkis

La calle tiene cuatro carriles, dos en cada dirección. Voy con mi Moreneta (mi bici, vamos), toda señalizada, casco de mujerbala incluído. Llevo luces y reflectantes y conduzco por el carril derecho de bajada, por el medio para que no me achuchen los coches o los buses, que nos conocemos!

Conste en Acta que la calle está completamente vacía. Son las cuatro de la tarde y a la gente a estas horas le da por dormir, al menos en verano.
Voy sola.

De pronto me pitan y una moto se me cruza por delante, cerquita, cerquita de mi rueda delantera:

- ¡Cuidao! - es mi obvia respuesta.

No le sienta bien, cruza la moto en medio del carril, para obligarme a frenar y la conductora me grita:

- ¡Cuidao tú, súbete a la acera XimproperiosvariosX, que esto es pa' vehículos.

Yo, que fuí a un colegio laico concertado y me enseñaron modales, le contesto que soy un vehículo, que lo puede leer en el código de circulación y.... No me deja terminar:

- Me suda la polla tu vehículo - arranca y se va, dejando su CO2 de regalito.

Y ahí me quedo yo; con mi buena educación, mi carril derecho, mis reflectantes, mi casco, mis luces... y mis terribles ganas de coger el candado y reventarle los retrovisores y las vértebras principales.
Entonces me vuelve a salir la pedagoga, y en el último segundo le grito: "¡Pero si tú no tienes polla!", pero creo que eso ya no lo oyó.

miércoles, 11 de julio de 2012