Mi otra yo no toleraba el desorden, la suciedad en casa. Controlaba cada pequeño detalle y mantenía a ralla cualquier indicio de suciedad. Limpiadora de profesión, tras pasarme ocho horas trabajando en casas ajenas y dejándolas como los chorros del oro, volvía a mi hogar para repetir la acción una y otra vez, repasando la cocina, repasando el baño, recolocando el salón, poniendo lavadoras. Agotándome, pero ordenándome. Yo Controlaba.
Hoy ya no dependo del orden externo para sentirme ordenada por dentro. El macuto de mis viajes sigue en medio del salón, porque "total, si lo deshago para rehacerlo para qué lo voy a guardar". Las hormigas-amigas pasean por la pared que me separa del jardín y hacen montañitas de tierra que decoran mi suelo. La casa está ventilada pero los pelos del perro que tuve cuatro días en custodia ruedan, convirtiéndo mi salón en el Salvaje Oeste.
Salvaje está mi casa.
Salvaje me siento.
Salvaje me vuelvo cada vez que entro acompañada.
Salvaje, cuando me ducho sola.
Salvaje cuando escalo con mi "hermano" y nos volvemos Rock-Fuckers, X-Men.
Salvaje porque vivo desordenada, hoy aquí, mañana allá, pasado dios sabrá.
SALVAJE, porque la sangre que me recorre me obliga a moverme, a vivirme, a quererme.
Hoy ya no dependo del orden externo para sentirme ordenada por dentro. El macuto de mis viajes sigue en medio del salón, porque "total, si lo deshago para rehacerlo para qué lo voy a guardar". Las hormigas-amigas pasean por la pared que me separa del jardín y hacen montañitas de tierra que decoran mi suelo. La casa está ventilada pero los pelos del perro que tuve cuatro días en custodia ruedan, convirtiéndo mi salón en el Salvaje Oeste.
Salvaje está mi casa.
Salvaje me siento.
Salvaje me vuelvo cada vez que entro acompañada.
Salvaje, cuando me ducho sola.
Salvaje cuando escalo con mi "hermano" y nos volvemos Rock-Fuckers, X-Men.
Salvaje porque vivo desordenada, hoy aquí, mañana allá, pasado dios sabrá.
SALVAJE, porque la sangre que me recorre me obliga a moverme, a vivirme, a quererme.