miércoles, 3 de octubre de 2012

Superheroicidades

Cuando hay que parar, se para. Cuando hay que sentir, se siente. Cuando tiene que doler, duele.
Así, mi regla que llevaba años siendo dulce y tranquila, me azota la madrugada del martes  con saña, a latigazos de los que te obligan a acurrucarte y retorcerte buscando el pliegue que te calme. Así, el dolor físico puede al emocional, y el día transcurre entre la manta y el sofá, anestesiándome con Mindy Macready, Bruce Banner, Tony Stark, Natasha Romanoff... Me escapo a los mundos de fantasía que siempre están ahí para ayudarme a soñar, cuando por las noches no puedo dormir. Me escapo de mi mente, pero no de mi cuerpo. Mi cuerpo insiste, aprieta, estruja y chorrea. Chorrea calor pringoso que me relaja, me ablanda, y me ayuda a que también salgan las lágrimas sin esfuerzo, los mimos sin esfuerzo.
Y casi sin darme cuenta estoy disfrutando. Disfruto de la presión de mi vientre, del ardor entre mis piernas, de notar cómo sale todo lo que no me sirve, camuflado en una regla que, de tan eficiente, duele.

Y esos inofensivos personajes, esos juegos de niñxs y frikis, me salvan. Me salvan porque esa es su misión, me salvan porque me llenan de ilusión y esperanza, me salvan porque existen y personifican una yo que existe, que puede con todo, que es una luchadora, que se enfrenta a sus miedos, que atraviesa los peligros... que gana, porque lxs buenxs siempre ganamos.